Ferdinand

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miércoles, 6 de mayo de 2015

mini pynchon

Es un paréntesis... y me dispongo a hablar de un escritor. El desafortunado es Thomas Pynchon.
Mucho se ha escrito sobre Thomas Pynchon. ¿Quién es Thomas Pynchon? Ante todo un escritor de Glen Cove -Long Island-, un escritor de los de antes, de los de toda la vida, a quien el mundo le trae sin cuidado, no se deja ver por los medios... de ningún tipo, escribe y no se preocupa lo más mínimo de promocionar sus novelas, ahí las deja para el presente y el futuro venidero, para que sean juzgadas por el paso del tiempo y no por los lectores de hoy en día, que nunca aciertan en leer a otros que no sea los más leídos, los más vendidos, los más populares... en fin.
Por ahí anda un ente, llamado Bloom, critico literario, que le considera (a Pynchon) uno de los 4 escritores norteamericanos más grandes de nuestro tiempo. Puede que tenga razón. A mi también me parecen excelentes los otros -McCarthy, DeLillo y Roth- que Bloom nos propone. Y de Pynchon colecciono sus voluminosas novelas, incluso puedo juzgarle por haberlo leído en más de una de ellas.
Dicho sea de paso, las novelas que he leído son La subasta del lote 49, V, Vineland, Vicio propio y Al límite, además del pequeño volumen de cuentos Un lento aprendizaje. Y por ello no es difícil imaginar que conclusión extraigo de su prosa, que es únicamente lo que me interesa... me importa un comino la extrema fobia social que padece.
Los términos actuales le definen como un escritor posmoderno y, estilísticamente y estructuralmente hablando, de extrema dificultad. Doy fe de ello. Mi primer contacto con Pynchon fue grato, aunque desconcertante. La subasta del lote 49 es su segunda novela, y la más breve en extensión (no alcanza a superar las 200 páginas). Ahora puedo decir que es la más lineal de las otras que he leído, la menos rompecabezas. Se aprecia un basto conocimiento de la ciencia, la tecnología, la cultura popular y paranoia.
Luego leí V. Casi la releí al mismo tiempo para poder absorberla en todo su esplendor, y junto con la lectura de Vineland, Vicio propio y Al límite hoy llego a la conclusión que se pierde en muchas tramas distintas y miles de personajes que poco aportan a una supuesta trama inicial y final. Aunque si sabes que estas leyendo a Pynchon, Pynchon es un magnífico fabulador, y llegas a la compleja conclusión que si a él no le importan sus lectores a ti no te importa que sus novelas contengan tanta información, ni tantas tramas ni tantos personajes distintos, reales o completamente inventados, involucrándose en las más disparatadas batallas o sucesos. Te arrastra. Es casi adictivo.
Un lento aprendizaje consta de 4 relatos escritos en plena juventud, cuando la madurez aún está lejos. Es otra cosa, es otro Pynchon distinto.



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